Transcurría un templado día de febrero en el años de 1708 en La Villa de
Santa María de los Lagos, Jalisco (Hoy conocida como Lagos de Moreno).
Francisca de Orozco, una joven mestiza, hija de un español y una india,
ardía en deseos de vengarse de Doña San Juana de Isasi, una rica dama
española, que la había humillado frente a la puerta del pequeño templo
parroquial de la Asunción acusándola de asesinar con hechizos a una de
sus criadas.
La mestiza aprendió los artes de la hechicería de su madre, y dentro de
su humilde choza, de barro y paja, preparaba secretamente la pasión de
Olololinque o Coatchique, mejor conocida como Hierba de la Culebra o
Planta Sagrada. El uso de esta hierba había sido prohibido por la santa
inquisición, acusándola de pertenecer al demonio, ya que sus semillas de
color negrusco contenía una poderosa sustancia alucinógena. Por lo cual
Francisca tenía especial cuidado en moler los nueve granos que esta vez
utilizaría para sus fines.
Una vez preparado el brebaje, la hechicera mestiza se lo entregó a su
cómplice, Mariana, una esclava africana que sufría también los maltratos
de Doña San Juana, pues estaba a sus servicios haciéndose cargo de
alimentarla.
La esclava mezcló el brebaje con la comida de su Señora, y con un simple
bocado, San Juana empezó a arrojar espuma por la boca, a chorrear
sangre del rostro, y a correr por toda la casa mencionando el nombre de
Francisca Orozco, quien por fin había realizado su venganza. Y observaba
desde el huerto, convertida en una enorme lechuza, se llevó el cuerpo
muerto de San Juana, dejando atrás solo los ojos ensangrentados colgados
en una rama.
Así la Santa Inquisición levantó un expediente, acusando a Francisca de
Orozco de hechicería, por el uso de la hierba prohibida en contra se San
Juana.
Fuente: http://mitosyleyendas.org.mx/leyenda-de-francisca-la-hechicera-mestiza/
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