La aparición en
Mesoamérica y específicamente en el Anáhuac, de este personaje alto,
rubio, blanco, barbado y de profunda cultura ha dado margen a la
creación de varios mitos y leyendas que los antropólogos, científicos y
exploradores extranjeros han entretejido de una maraña cada vez más
difícil de desenredar. En la mitología Tlahuica, tan confusa como la
Griega, se borda una historia con respecto a Quetzalcóatl, semejante a
la del nacimiento del Rey Salomón, pues se dice en los antiguos códices
que Quetzalcóatl fue hijo de una mujer virgen llamada Chimalma y del
Rey-Dios Mixtocóatl, monarca de Tollán. Que avergonzada por haber dado a
luz sin matrimonio, Chimalma puso en una cesta al niño y lo arrojó al
río. (no se sabe a cual) y que unos ancianos lo criaron y educaron,
habiendo llegado a ser un hombre sabio y culto que al regresar a Tollán,
se hizo cargo del gobierno.
Por otra parte
se dice que Quetzalcóatl fue un hombre rubio, blanco, alto, barbado y
de grandes conocimientos científicos, que enseñó a los pobladores de lo
que hoy es México, a labrar los metales, orfebrería, lapidaria,
astrología etc. aunque jamás se llegó a saber su nacionalidad y su
procedencia. Cuéntase que habiendo bebido el suave neutle (pulque) se
emborrachó y cometió actos bochornosos después de lo cual decidió
marcharse para siempre tomando el rumbo del Golfo de México o Mar de las
Turquesas.
En un suicidio
ceremonial al cual le acompañaban cuatro mancebos sus discípulos, se
hundio para siempre, renacienco como la estrella de la Mañana y
posteriormente adoptando el nombre de Quetzalcóatl, que quiere decir
serpiente emplumada o serpiente de plumaje hermoso.
Los Mayas
adoptaron a Quetzalcóatl como deidad pues hasta allá llevó sus
conocimentos y su cultura pasmosa, colocándole el nombre de Kukulcan,
que quiere decir lo mismo, serpiente emplumada o Votán ( que debe haber
sido su nombre real) y recibieron de él las más sabias enseñanzas tanto
religiosas como políticas y artísticas.
Se dice que
los Toltecas, Nahoas y Mayas lo deificaron y colocaron su símbolo en
todos los palacios, monumentos y templos de la zona Maya y Mesoamérica
en donde aún puede verse, en recuerdo y veneración de este sabio, que
según la tradición mayense, subió al panteón y se convirtió en la
estrella Venus, que también es así identificado por los fantasiosos
arqueólogos.
Ahora bien,
cuando las huestes hispanas llegaron a las tierras veracruzanas al mando
del capitán extremeño Hernán Cortés, y según nos cuentan en sus muy
sabrosas crónicas Bernal Díaz del Castillo, se encontraron con una gran
sorpresa que en esos días de codicias y rapiña desmedidas no le dieron
la importancia que tenía y hoy aún, debe tener. Relata el soldado
cronista que llegados a las costas de lo que sería La Nueva España, el
Emperador Moctezuma envió unos tendiles llevando regalos, oro y joyas y
muchos ricos presentes que lejos de hacer que Cortés volviera proa a la
mar, lo tentó en ambiciones. Uno de estos tendiles al ver que uno de los
soldados de Cortés tenía un casco de latón que brillaba al sol, pidió
verlo, diciendo que hacía muchos, muchos años, habia llegado a la Gran
Tenochitlán un hombre rubio, barbado y blanco, portando un casco
semejante; que al marcharse se los había regalado y los sacerdotes lo
colocaron en la cabeza del ídolo representativo del Dios
Huitzilopochtli. Pidió que se le prestara el casco para cotejarlo con el
que tenía puesto su Dios.
Y resultó que el casco dorado que tenía el Dios, era igual al del soldado hispano, sólo que tenia en ambos lados unos cornezuelos al estilo de los cascos vikingos.
Y resultó que el casco dorado que tenía el Dios, era igual al del soldado hispano, sólo que tenia en ambos lados unos cornezuelos al estilo de los cascos vikingos.
Aquél tendil
no solamente llevó ante Hernán Cortés el dicho casco dorado, sino
también a un hombre blanco, alto, barbado, rubio que se parecía mucho al
conquistador, diciendo que su nombre era Quintalbor, que de ninguna
manera es nombre mexicano, maya o correspondiente a ninguno de los
idiomas, que se hablaban en el Nuevo Mundo. Pero en lugar de examinar
detenidamente el casco y si lo hicieron no fue consignada en ninguna de
las cartas de relación, tomaron a chunga y relajo la presencia de aquel
hombre barbado, rubio y blanco idéntico a don Hernán Cortés, al grado de
parecer su hijo o su gemelo y desde ese momento lo llamaron Don Cortés.
Al llegar los
conquistadores a la fabulosa Ciudad de Tenochtitlán, sacerdotes y
principales hablaban de un hombre rubio y barbado semejante a ellos, que
hacía muchos años había estado entre ellos y les había predicho que un
día llegarían al país hombres barbados y con armas poderosas para
esclavizar al señorío.
Moctezuma, que
según nos cuenta la historia era un monarca medroso, pusilánime, creyó
que con la llegada de Hernán Cortés y su puñado de rapaces se cumplía la
profecía y casi dejó en manos del puñado de horca hispano, el destino
de sus reino, de su imperio.
Ahora bien, es
de suponerse que Quetzalcoatl no fue aquel misterioso hombre barbado,
posiblemente nórdico, que dejó como recuerdo su casco de vikingo, ya que
en ese entonces la Europa no poseía la cultura y los conocimientos
numéricos y calendáricos que poseían los mayas y el mito y la leyenda se
entretejen en una urdimbre impenetrable, se confunden debido a los
estudios antropológicos y arqueológicos hechos en una mayoría por
extranjeros.
Tal vez Tollán si tuvo un gobernante sabio y bueno al que llamaron Quetzalcoatl, hijo de Chimalma y el Rey-Dios Mixcoatl, pero también es muy posible que los sacerdotes y astrónomos de entonces, al observar los cielos en la forma en que lo hacían, hayan descubierto que el mundo, su mundo, formaba parte de la Vía Láctea, de esta enorme galaxia que hoy conocemos y de la cual formamos parte y a la cual daban por nombre Ixtacmixcoatl que quiere decir "Serpiente salpicada de piedras preciosas o luceros", serpiente incrustada de diamantes. Y después de sus observaciones le hayan puesto Quetzalcoatl, serpiente de plumas hermosas y extendido su culto a los habitantes de Mesoamérica. De allí que en los portentosos edificios de esa antigüedad se hayan esculpido esos símbolos y reverenciado como deidad, pues a ningún hombre por sabio que haya sido, se le dio jamás el rango de Dios.
Tal vez Tollán si tuvo un gobernante sabio y bueno al que llamaron Quetzalcoatl, hijo de Chimalma y el Rey-Dios Mixcoatl, pero también es muy posible que los sacerdotes y astrónomos de entonces, al observar los cielos en la forma en que lo hacían, hayan descubierto que el mundo, su mundo, formaba parte de la Vía Láctea, de esta enorme galaxia que hoy conocemos y de la cual formamos parte y a la cual daban por nombre Ixtacmixcoatl que quiere decir "Serpiente salpicada de piedras preciosas o luceros", serpiente incrustada de diamantes. Y después de sus observaciones le hayan puesto Quetzalcoatl, serpiente de plumas hermosas y extendido su culto a los habitantes de Mesoamérica. De allí que en los portentosos edificios de esa antigüedad se hayan esculpido esos símbolos y reverenciado como deidad, pues a ningún hombre por sabio que haya sido, se le dio jamás el rango de Dios.
Por último y
finalizando así la leyenda y el mito, al relato, y a las elucubraciones,
es preciso asentar que según algunos arqueólogos, jamás existió la
serpiente emplumada, que sería absurdo una mezcla o yuxtaposición con
fines religiosos, de una ave preciosa y un reptil.
Lo que ocurrió y
a esto puede y debe darse el mayor crédito, es que los hombres de
aquella civilización tan avanzada, en su sublimación artística,
esculpieron una serpiente con penacho, con garras de jaguar y crearon
una figura monstruosa y bella a la vez, como el mítico dragón de los
chinos en el cual quieren enredar al misterioso y barbaro rubio
peregrino, que por lo menos, ya que su cultura debió haber sido casi
completa, pudo haber dejado escrito su nombre y el de su país en alguno
de los muros, frescos o bajorrelieves de templos y palacios.
Así volvemos a
lo mismo. Quetzalcoatl hombre, Quetzaltcoalt Dios, amalgama absurda de
las generaciones actuales. Incomprensión de lo misterioso de aquellos
pueblos que han dado margen a una de las leyendas más difundidas en
América y en el mundo.
Carlos Franco Sodja
Edit. EDAMEX
No hay comentarios:
Publicar un comentario