Leyenda Azteca
Los dioses se preguntaron lo que podrían comer los hombres.
Un día, Quetzalcoatl encontró una hormiga roja en los alrededores de Teotihuacan. La hormiga llevaba un grano de maíz.
Muy interesado, Quetzalcoatl le preguntó dónde ella lo había encontrado.
En un primer momento, la hormiga hizo como si nada pasara y prosiguió
su ruta. Pero frente a la insistencia del dios ella respondió que lo
había extraído de la "Montaña de Nuestra Alimentación" y lo invitó a
seguirla.
Pero Quetzalcoatl era demasiado grande para entrar en este lugar como
las otras hormigas. Entonces él debió recurrir a la magia y se
transformó en hormiga negra. La hormiga roja lo esperaba en el interior,
y lo guió hasta el lugar donde se encontraban montones y montones de
maíz.
Después ella lo ayudó a recoger suficientes granos para compartir con
los otros dioses. El gran Quetzalcoatl le agradeció y se fue.
Quetzalcoatl llevó el maíz a los otros dioses quienes, más tarde, lo
dieron a comer a los hombres. El alimento era bueno. Había necesidad de
más maíz, pero era una tarea fatigante transformarse en hormiga para
llevar los granos poco a poco.
Quetzalcoatl intentó llevarse la "Montaña" entera pero no tuvo éxito.
Los dioses pidieron entonces la ayuda al adivino Oxomo y su mujer
Cipactonal para que ellos adivinen la suerte. Ellos le revelaron que si
Nanahuatl lanzaba el rayo, la "Montaña de Nuestra Alimentación"
permanecería abierta. Los Tlatocas (dioses de la lluvia) descendieron y
comenzó a llover mientras que Nanahuatl lanzó el rayo sobre la "Montaña"
que se abrió, dejando libres los granos de nuestra alimentación: maíz,
judías... que los dioses aportaron a la humanidad
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