jueves, 28 de noviembre de 2013

La sirena de Zirahuén





Cuenta la leyenda que a la llegada de los españoles a Michoacán, luego de la caída de Tenochtitlan, uno de los conquistadores se enamoró de Eréndira, la bella hija de Tangaxoán, rey de los purépechas; la raptó y la escondió en un hermoso valle rodeado de montañas; ahí, sentada sobre una enorme roca, la princesa lloró desconsolada, y sus lágrimas formaron un gran lago. Desesperada y para escapar de su raptor, se arrojó al lago, en el cual, por un extraño hechizo se convirtió en sirena. Desde entonces, por su belleza, al lago se le llamó Zirahuén, que en purépecha significa espejo de los dioses.

Dicen los lugareños que la sirena aún vaga por el lago, y no falta quien asegure haberla visto. Dicen que en las primeras horas de la madrugada surge del fondo para encantar a los hombres y ahogarlos; y la culpan de la muerte de muchos pescadores, cuyos cuerpos sólo es posible localizar después de varios días de haberse ahogado. Hasta hace poco tiempo existía al borde del lago una gran piedra con forma de asiento en la que, se dice, lloró Eréndira. La leyenda está tan arraigada en el ánimo de los lugareños, que hasta hay una pequeña miscelánea llamada "La Sirena de Zirahuén", y es, por supuesto, la más famosa del pueblo.

Ciertamente todo esto es sólo una romántica historia nacida de la imaginación, pero al contemplar el hermoso lago de Zirahuén, es fácil entender que ante espectáculos tan magníficos el alma humana se llene de fantasías. Zirahuén es considerado como uno de los secretos mejor guardados de Michoacán, pues rodeado de lugares turísticos tan famosos como Pátzcuaro, Uruapan o Santa Clara del Cobre, se le considera un destino turístico secundario. Sin embargo, su extraordinaria belleza hace de él un sitio único, equiparable con los mejores del país.

Situado en la parte central de Michoacán, el lago de Zirahuén, junto con los de Pátzcuaro, Cuitzeo y Chapala, forma parte del sistema lacustre de este estado. Hay dos caminos para llegar a Zirahúen, el principal, pavimentado, sale de Pátzcuaro hacia Uruapan y a los 17 km se desvía hacia el sur 5 km hasta llegar al pueblo. El otro camino, menos transitado, es un empedrado de 7 km que sale de Santa Clara del Cobre, y que fue construido por los ejidatarios del lugar, quienes, para recuperar la inversión, cobran una módica cuota por transitarlo. Una señal inconfundible para localizar la entrada al camino en las afueras de Santa Clara, es un pintoresco busto de cobre del general Lázaro Cárdenas, profusamente decorado.

De forma cuadrangular, el lago tiene poco más de 4 km por lado, y una profundidad de unos 40 m en su parte central. Está situado en una pequeña cuenca cerrada, rodeada de altas montañas, por lo que sus riberas son muy escarpadas. Sólo en la parte norte se encuentra una pequeña planicie donde se ha establecido el pueblo de Zirahuén, que a su vez está rodeado de abruptos cerros.

El lago y el pueblo están enmarcados por densos bosques de pinos, encinos y madroños, los cuales están mejor preservados en las márgenes del ángulo suroeste, ya que es el más alejado de las poblaciones ribereñas. Esa parte es una de las más hermosas del lago, que aquí se adentra entre las altas e inclinadas laderas de las montañas circundantes, cubiertas de exuberante vegetación de aspecto selvático y forma una especie de cañón. El lugar es conocido como Rincón de Agua Verde, por el color que toman las aguas cristalinas del lago al reflejarse en ellas el espeso follaje de las riberas, y por los pigmentos vegetales disueltos en el agua debido a la descomposición de las hojas.

En esta aislada zona se han construido varias cabañas que se rentan, y son un sitio ideal para un retiro espiritual, y para entregarse a la contemplación y a la reflexión en medio de un paradisíaco entorno natural, donde sólo se escuchan el murmullo del viento entre los árboles y los suaves trinos de los pájaros.

Existen muchas veredas que atraviesan los bosques o bordean el lago, por lo que pueden hacer largos recorridos bajo la fragancia de los árboles, y observar la multitud de plantas que los parasitan, como las bromelias, que los lugareños llaman "gallitos", olas orquídeas de vivos colores, de cuyos néctares se alimentan los colibríes, y que son muy apreciadas para las festividades del Día de Muertos. Por las mañanas, una densa neblina se levanta del lago invadiendo el bosque, y la luz se filtra en haces a través de la bóveda vegetal, creando un juego de sombras y destellos de colores, mientras las hojas muertas caen balanceándose suavemente.

La principal vía de acceso a este lugar es por lancha, a través del lago. Hay un pequeño y pintoresco muelle desde el cual se puede nadar en las cristalinas aguas, que en esta área son muy profundas, a diferencia de la mayor parte de las riberas, que son lodosas, poco profundas y llenas de juncos y plantas acuáticas, que las hacen muy peligrosas para practicar la natación. En la parte central de la margen occidental se encuentra la ranchería de Copándaro; a la misma altura, a la orilla del lago, hay un exótico y rústico restaurante, profusamente adornado con flores, que tiene un muelle propio y forma parte del complejo turístico de Zirahuén.

El pueblo de Zirahuén se extiende a lo largo de la ribera norte del lago; dos muelles principales dan acceso a él: uno, muy corto, situado hacia su parte central, es el muelle popular, donde se abordan las lanchas particulares que traen a los visitantes o un pequeño yate de propiedad comunal. La entrada está rodeada por pequeños puestos de artesanías locales y varios restaurantes rústicos, algunos de ellos soportados por pilotes a la orilla del lago, propiedad de los pescadores y sus familias, donde se vende comida a precios módicos, incluyendo el caldo de pescado blanco, típico del lago de Zirahuén, que según se dice, es más sabroso que el de Pátzcuaro.

El otro muelle, hacia el extremo oriental del pueblo, es propiedad privada, y está formado por un largo espigón techado, que permite abordar los yates que hacen los recorridos turísticos por el lago. Hay además varias cabañas de madera y las oficinas desde donde se controla todo el complejo turístico de Zirahuén. Este complejo consta de las cabañas del Rincón de Agua Verde y el restaurante de la margen occidental, además un servicio que proporciona los implementos para practicar deportes acuáticos, como el esquí. Extrañamente, gran parte de las riberas del lago pertenecen a un solo dueño, quien se ha construido un sitio de descanso sobre la ribera sur, conocido como la "Casa Grande". Se trata de una enorme cabaña de madera, dedos pisos, que incluye salas donde se atesoran antiguas artesanías regionales, como lacas de Pátzcuaro elaboradas con las técnicas originales, y que actualmente se han descontinuado. En algunos recorridos turísticos se incluye una visita a este lugar.

Entre los dos muelles principales hay varios "muelles" pequeños, donde los pescadores amarran sus canoas, pero la mayoría prefiere encallarlas en las orillas. Resulta muy agradable pasearse por ahí y contemplar esas embarcaciones talladas de una sola pieza, ahuecando troncos de pino, que se impulsan con largos remos de palas redondeadas, y es muy emocionante navegar en ellas pues por su precario equilibrio es fácil que se vuelquen al menor movimiento de sus ocupantes. Es asombrosa la habilidad de los pescadores, sobre todo de los niños, para conducirlas remando de pie. Muchos pescadores viven en pequeñas chozas de madera a la orilla del lago, enmarcadas por hileras de altas garrochas de madera, sobre las que se cuelgan a secar las largas redes de pesca.

El pueblo está formado principalmente por casas bajas de adobe, enjarradas con charanda, la tierra rojiza característica de la región y que aquí es muy abundante en el Cerro Colorado que limita al pueblo hacia el este. La mayoría tiene techos de teja anaranjada, de dos aguas, y amplios patios interiores con portales adornados con floridos macetones. Alrededor y dentro de la población hay grandes huertas de aguacate, tejocote, manzano, higuera y membrillo, con cuyos frutos las familias elaboran conservas y golosinas. Al centro del pueblo se encuentra la parroquia, dedicada al Señor del Perdón, que conserva el estilo arquitectónico que prevalece en toda la región desde la llegada de los primeros misioneros. Tiene una amplia nave techada con una especie de bóveda de cañón con arcos de nervadura, hecha totalmente de madera, que demuestra una sorprendente y minuciosa técnica de ensamblaje. Sobre el vestíbulo hay un pequeño coro, al que se sube por una estrecha escalera de caracol. El techo exterior es de teja anaranjada, a dos aguas, y a la derecha del edificio hay una antigua torre de piedra, rematada con un campanario al que se sube por una escalera interior. El atrio es amplio y su barda tiene tres entradas enrejadas; por su apropiada situación los lugareños lo atraviesan a modo de atajo. Es, pues, frecuente ver pasar a las señoras ataviadas con los clásicos rebozos azules con rayas negras, estilo Pátzcuaro, muy usados en toda la región. Frente a la iglesia hay una pequeña plaza con un kiosco de cemento y una fuente de cantera. Algunas de las casas que la rodean tienen portales rústicos de teja, sostenidos por pilares de madera. Muchas calles están empedradas, y aún persiste la costumbre colonial de llamar "Calle Real" a la calle principal. Es común encontrar burros y vacas vagando tranquilamente por las calles, y por las tardes, las manadas de vacas atraviesan el pueblo rumbo a sus corrales, apresuradas por los vaqueros, que frecuentemente son niños. Es costumbre local bañar a los caballos a la orilla del lago, y que las mujeres laven la ropa en él. Desgraciadamente, el uso de detergentes y jabones con productos químicos muy tóxicos, están provocando una gran contaminación del lago, a lo que se suma la acumulación de desperdicios no biodegradables que son arrojados en las orillas por los visitantes y los lugareños. La ignorancia o negligencia para atender el problema, acabarán por destruir el lago y nadie parece tener interés en tomar medidas para evitarlo.

Un pez salta intempestivamente fuera del agua muy cerca de la orilla, rompiendo la quieta superficie del agua. A la distancia, una canoa se desliza velozmente partiendo las olas, que lanzan destellos dorados. Su silueta se recorta contra el brillante fondo del lago, teñido de violeta por el atardecer. Hace un rato que las urracas pasaron, como una negra nube parlanchina, hacia sus refugios nocturnos en las arboledas de las orillas. Cuentan los ancianos del pueblo que antes llegaban muchos patos migratorios, formando parvadas que ocupaban buena parte del lago, pero los ahuyentaron los cazadores, que constantemente los asediaban a balazos. Ahora es muy difícil verlos llegar por aquí. El remero apresura el paso para llegar a tierra antes de que oscurezca. Aunque hay un pequeño faro en el embarcadero central que sirve de guía a los pescadores en la noche, la mayoría prefiere llegar temprano a casa, "no vaya a ser que por ahí ande rondando la sirena".


Fuente: http://www.mexicodesconocido.com.mx/lago-de-zirahuen-espejo-de-los-dioses-michoacan.html

SI VA A ZIRAHUÉN

Tome la carretera número 14 de Morelia a Uruapan, pase Pátzcuaro y al llegar al pueblo de Ajuno desvíese a la izquierda y en unos minutos estará en Zirahuén.

Otra vía es de Pátzcuaro tomar hacia Villa Escalante y de allí sale un camino a Zirahuén. Por esta ruta son aproximadamente 21 km y por la otra un poco menos.

En cuanto a los servicios, en Zirahuén hay cabañas para rentar y lugares donde comer, pero si quiere algo más sofisticado en Pátzcuaro lo encontrará.

La Mulata de Córdoba

Es una leyenda colonial mexicana basada en un caso que sucedió en el siglo XVI cuando la Santa Inquisición acusó de hechicería a una joven y bella mulata y cuyo expediente completo se encuentra en el fondo Inquisición en este Archivo General de la Nación. Sobre esta leyenda existen muchas versiones de las cuales, la que aquí se presenta, aparece en el libro Cuentos de espantos y aparecidos, publicado en México por ediciones Huracán en 1984 y se trata de una versión de Francisco Serrano e inspirada en textos del historiador Luis González Obregón (1865-1938) y del poeta Xavier Villaurrutia (1903-1950).
Cuenta la leyenda que hace más de dos siglos vivió en la ciudad de Córdoba, en el estado de Veracruz, una hermosa mujer, una joven que nunca envejecía a pesar de los años.
La llamaban la Mulata y era famosa como abogada de casos imposibles: las muchachas sin novio; los obreros sin trabajo, los médicos sin enfermos, los abogados sin clientes, los militares retirados, todos acudían a ella, y a todos la Mulata los dejaba contentos y satisfechos.
Los hombres, prendados de su hermosura, se disputaban la conquista de su corazón. Pero ella a nadie correspondía, a todos desdeñaba. La gente comentaba los poderes de la Mulata y decía que era una bruja, una hechicera.

Algunos aseguraban que la habían visto volar por los tejados, y que sus ojos negros despedían miradas satánicas mientras sonreía con sus labios rojos y sus dientes blanquísimos.
Otros contaban que la Mulata había pactado con el Diablo y que lo recibía en su casa; decía que si se pasaba a media noche frente a la casa de la bruja, se veía una luz siniestra salir por las rendijas de las ventanas y las puertas, un luz infernal, como si por dentro un poderoso incendio devorara las habitaciones. La fama de aquella mujer era inmensa. Por todas partes se hablaba de ella y en muchos lugares de México su nombre era repetido de boca en boca.
Hace tiempo, mucho tiempo que vive en la vecindad al lado de la plazuela.

¿En verdad? ¡No es cierto! Nunca la hemos encontrado en el patio, en el zaguán. Ni en la calle, ni en la iglesia ni tampoco en el mercado:

¡Luego ella no es de este barrio, luego llegó de repente!

En Córdoba ¡desde cuándo apareció de improviso!...
Nadie sabe cuánto duró la fama de la Mulata. Lo que sí se asegura es que, un día, de la villa de Córdoba fue llevada presa a las sombrías cárceles del Tribunal de la Inquisición, en la ciudad de México, acusada de brujería y satanismo.
La mañana del día en que iba a ser ejecutada, el carcelero entró en el calabozo de la Mulata y se quedó sorprendido al contemplar en una de las paredes de la celda el casco de un barco dibujado con carbón por la hechicera, quien sonriendo le preguntó:
- Buen día, carcelero; ¿podrías decirme qué le falta a este navío?
- ¡Desgraciada mujer! - contestó el carcelero-. Si te arrepintieras de tus faltas no estaría a punto de morir.

- Anda, dime, ¿qué le falta a este navío?, - insistió la Mulata.
- ¿Por qué me lo preguntas? Le falta el mástil.
- Si eso le falta, eso tendrá - respondió enigmáticamente la Mulata.
El carcelero, sin comprender lo que pasaba, se retiró con el corazón confundido.
Al mediodía, el carcelero volvió a entrar en el calabozo de la Mulata y contempló maravillado el barco dibujado en la pared.
- Carcelero, ¿qué le falta a este navío? - preguntó la Mulata.
- Infortunada mujer- le replicó el desconcertado carcelero-. Si quisieras salvar tu alma de las llamas del infierno, le ahorrarías a la Santa Inquisición que te juzgara. ¿Qué pretendes?... A ese navío le faltan las velas.
- Si eso le falta, eso tendrá- respondió la Mulata.
Y el carcelero se retiró, intrigado de que aquella misteriosa mujer sus últimas horas dibujando, sin temor de la muerte.
A la hora del crepúsculo, que era el tiempo fijado para la ejecución, el carcelero entró por tercera vez en el calabozo de la Mulata, y ella, sonriente, le preguntó
- ¿Qué le falta a mi navío?...
- Desdichada mujer, -respondió el carcelero-, pon tu alma en las manos de Dios Nuestro Señor y arrepiéntete de tus pecados. ¡A ese barco lo único que le falta es que navegue! ¡Es perfecto!
- Pues si vuestra merced lo quiere, si en ello se empeña, navegará, y muy lejos...
- ¡Cómo! ¿A ver?
- Así -dijo la Mulata, y ligera como el viento, saltó al barco; éste, despacio al principio y después rápido y a toda vela, desapareció con la hermosa mujer por uno de los rincones del calabozo.
El carcelero se quedó mudo, inmóvil, con los ojos salidos de sus órbitas, los cabellos de punta y la boca abierta.
Nadie volvió a saber de la Mulata;
Se supone que está con el demonio.
Quien les crea a los cuentos de hechiceras
Que pruebe a pintar barcos en los muros.



Fuente: http://www.agn.gob.mx/menuprincipal/ninosagn/jovenesagn/leyendas/leyenda02.html

miércoles, 27 de noviembre de 2013

La Leyenda del Cerro del Dashi

Leyenda de Hidalgo




Cuenta la leyenda que en el Cerro del Dashí, se encontraba una cueva, en la que según cuentan, moraban ahí las almas en pena que cuando vivieron se notaron por su crueldad, avaricia, explotadores y enemigos de Dios.
Cerca de ahí se encontraba una anciana pastora, de nombre Pomposa, en una ocasión escuchó que la llamaron, tan distraída estaba recogiendo leños, que no hizo caso, la llamaron más fuerte y entonces volvió su mirada a la enorme cueva donde se encontraba la figura de Don Luis, éste la invito a que se acercara. Al tenerlo cerca, se hizo para atrás, pues sabía que Don Luis había muerto unos veinte años atrás. “Ven - le decía -, acá adentro tengo mucho dinero que te lo regalaré para que ya no trabajes, también allá adentro tengo muchos de mis amigos como: Don Margarito Rosales, Don Enrique Mendoza, Don Bernabé Márquez, Doña Juanita García, en fin, a todos nosotros nos serviste mucho y ahora queremos recompensarte”, para entonces la anciana ya se había introducido y efectivamente en el interior había más gente rica, pero toda ya se había muerto, Pomposa logró reaccionar, dio media vuelta y corrió a la salida al tiempo que se encomendaba a Dios..

El árbol de la cruz

Leyenda de Querétaro




En lugar de flores brotan espinas en forma de cruz…
Cuenta la leyenda que esta particular planta, perteneciente a la familia de las mimosas, es la única en el mundo que en lugar de flores le brotan espinas, las que le dan forma casi perfecta de una cruz.
En junio de 1697 Fray Antonio Márgil de Jesús, uno de los primeros franciscanos que trabajó en la evangelización de los indígenas de Mesoamérica, al llegar de misionar y trayendo el bastón en que se apoyaba en sus largas caminatas, clavó dicho bastón en los prados del ahora jardín.
Al pasar el tiempo el bastón empezó a retoñar y a producir ramas con espinas en forma de cruces y creció hasta convertirse en el árbol que hoy puede verse con la rareza de que no produce ni flor ni fruto, sino solamente hojas diminutas que al llegar el inverno se secan.
El Padre Márgil de Jesús evangelizó durante 14 años Costa Rica, Honduras, El Salvador y Nicaragua , así como la selva Lacandona (Chiapas); lugares donde se consideraba que pudiera haber brotado una planta similar, a pesar de que es propia de tierras áridas.
Este famoso árbol de las cruces, se ubica en un pequeño jardín interior del Convento de la Santa Cruz de los Milagros, fundado en el año de 1654 como símbolo inequívoco del nacimiento de la Ciudad de Querétaro.
Fue el 15 de Agosto de 1683 cuando fundaron en el convento el primer Colegio Apostólico de propaganda FIDE de América, desde donde los misiones partían a tierras lejanas, como Texas, Alta California, Nicaragua y Honduras, para cumplir con su misión Evangelizadora.

Fuente: http://kingpakal.wordpress.com/2008/02/08/leyenda-de-queretaro-%E2%80%9Cel-arbol-de-la-cruz%E2%80%9D/

martes, 26 de noviembre de 2013

La Leyenda del Murciélago

Leyenda tradicional mexicana - Oaxaca)








Cuenta la leyenda que el  murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación.
El murciélago al principio era tal y como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así como mariposa desnuda).
Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Y así lo hizo el murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y de más colores.
Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de plumas que envolvían su cuerpo.
Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándola orgulloso a todos los pájaros, que paraban su vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia. Una vez, como un eco de su vuelo, creó el arco iris. Era todo belleza.
Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más ofensivo para con las aves.
Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a cuantos estaban a su lado, sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no llegar a ser dueño de una décima parte de su belleza.
Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio.
Durante todo el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha permanecido desnudo, retirándose a vivir en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió.

Fuente: http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/narrativa/leyendas/murci%C3%A9lago.asp

La China Poblana








Cuenta la leyenda, que durante la colonia en México, el virrey de la Nueva España, Marques de Gálvez, hizo traer desde Filipinas a una esclava para su servicio personal. El nombre de esta niña era Mirra, hija de un rey mogol, que había tenido que dejar su ciudad y buscar refugio, pero poco después fue raptada en la India por unos piratas portugueses traficantes de esclavos y llevada a Cochin, al sur de este país. Aquí pudo escapar de sus raptores y se refugió en una Misión Jesuita, donde fue acogida y bautizada con el nombre de Catarina de San Juan. Desafortunadamente para Mirra, años más tarde los piratas la encontraron y la raptaron nuevamente, llevándola con ellos a Manila, donde la vendieron al mercader quien la llevó a la Nueva España. Sin embargo, al desembarcar en el puerto de Acapulco, se duce que el mercader encontró un mejor postor, quien le ofreció diez veces el precio ofrecido por el Virrey. Otros dicen que cumplió un pedido anterior. Se trataba del poblano Miguel de Sosa, quien la llevó a Puebla para su servicio.

El matrimonio de Miguel de Sosa no tenía hijos y adoptaron a Catarina como hija, pero no perdió su condición de esclava. En ese entonces se usaba decirle a la servidumbre femenina “china” por lo que así es como la gente le llamaba. Sin embargo, aprendió a hablar el idioma español, aprendió a confeccionar, a cocinar, pero nunca aprendió a leer ni a escribir. Vestía al estilo que utilizaba en su tierra natal y fue esto parte del origen de la leyenda, el vestido de “La China Poblana”.

A pocos años de su llegada, Miguel de Sosa murió y dejó indicaciones en su testamento de dejar en libertad a Catarina, pero no heredó, por lo que se fue acogida por el clérigo Pedro Suárez. Se dice que poco después comenzó a tener visiones de la Virgen María y el Niño Jesús. Decía que jugaba al escondite con el niño Jesús y que podía ver a los ángeles. En un principio se consideró que estaba perdiendo la cordura, pero con el paso del tiempo, la gente comenzó a respetarla y hasta a ser venerada. Comenzó a ser vista como una profetisa por mucha gente, incluyendo al obispo y a los sacristanes de la Compañía de Jesús.

el 5 de Enero de 1688 fallece, a la edad de 82 años. Mucha gente acudió a su velorio. Fue sepultada en la sacristía de la Compañía de Jesús donde aún se conservan sus restos.


Fuente: http://www.masconpuebla.com/Leyendas.html#anchor_42

lunes, 25 de noviembre de 2013

Fundación de Puebla





Cuenta la leyenda que Fray Julián Garcés, primer Obispo de Puebla al estar haciendo oración quedó dormido en el reclinatorio, tuvo un sueño en las vísperas de las fiestas de honor al arcángel San Miguel en el que vio una frondosa y hermosa campiña atravesada por un cristalino río, que aumentaba su caudal con los manantiales que brotaban de la fértil tierra, y cuando contemplaba esta maravilla de la naturaleza, descendieron del cielo unos ángeles, los cuales con unos cordeles hicieron el trazo de la población.

Al despertar de tan hermoso sueño reconstruyó todo lo que había soñado y se sintió poseído de una revelación divina, y después de que celebró misa, llevó a los religiosos del convento de San Francisco para comunicarles la buena nueva.
Pidió que los acompañaran a buscar tan hermoso lugar, después de que habían caminado 5 leguas se detuvo y dijo: "Este es el lugar que me mostró el Señor donde quiere que se funde la ciudad"

Fuente: http://www.corazondepuebla.com.mx/leyendas.html

El Callejón del Beso





Se cuenta que Doña Carmen era hija única de su padre intransigente y violento, pero como suele suceder, siempre triunfa el amor por infortunado que este sea. Doña Carmen era acortejada por su galán Don Luis, en un templo cercano al hogar de la doncella, primero ofreciendo de su mano a la de ella el agua bendita. Al ser descubierta sobrevivieron al encierro, la amenaza de enviarla a un convento, y lo peor de todo, casarla en España con un viejo y rico noble, con el que, además, acrecentaría el padre su mermada hacienda
La bella y sumisa criatura y su dama de compañía, Doña Brígida lloraron e imploraron juntas. Así, antes de someterse al sacrificio, resolvieron que Doña Brígida llevaría una carta a Don Luis con la nefasta nueva.
Mil conjeturas se hizo el joven enamorado, pero de ellas hubo una que le pareció la más acertada. Una ventana de la casa de Doña Carmen daba hacia un angosto callejón, tan estrecho, que era posible, asomado a la ventana, tocar con la mano la pared de enfrente.
Si lograra entrar a la casa frontera podría hablar con su amada, y entre los dos, encontrar una solución a su problema. Preguntó quién era el dueño de aquella casa y la adquirió a precio de oro.
Hay que imaginar cuál fue la sorpresa de Doña Carmen, cuando, asomada a su balcón, se encontró a tan corta distancia con el hombre de sus sueños. Unos cuantos instantes habían transcurrido de aquel inenarrable coloquio amoroso, y cuando más abstraídos se encontraban los amantes, del fondo de la pieza se escucharon frases violentas. Era el padre de Doña Carmen increpando a Brígida, quien se jugaba la misma vida por impedir que su amo entrara a la alcoba de su señora.
El padre arrojó a la protectora de Doña Carmen, como era natural, y con una daga en la mano, de un solo golpe la clavó en el pecho de su hija. Don Luis enmudeció de espanto…la mano de Doña Carmen seguía entre las suyas, pero cada vez más fría. Ante lo inevitable, Don Luis dejó un tierno beso sobre aquella mano tersa y pálida, ya sin vida.
El lugar existe y es sin duda uno de los más típicos de la ciudad de Guanajuato, y precisamente se le llama El Callejón del Beso.